El Perdón: Sana, Reconcilia y es la base de la Salvación
HOLA, REALIZA LA ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO, ANTES DE LAS LECTURAS DEL DÍA Y LA REFLEXIÓN
ORACIÓN AL ESPIRITU SANTO
Ven Espíritu divino
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén.
Lectura del libro de Isaías (42,1-7):
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba y me dijo:
- «Tú eres mi siervo, Israel, por medio de ti me glorificaré».
Y yo pensaba: «En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas». En realidad, el Señor defendía mi causa, mi recompensa la custodiaba Dios. Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolvese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza:
- «Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra»,
V/. «Palabra de Dios». R/. «Te alabamos Señor».
SALMO RESPONSORIAL
Sal 70,1-2.3-4a.5-6ab.15.17
R/. Mi boca contará tu salvación, Señor
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. R.
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R.
Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R.
EVANGELIO DEL DÍA
Proclamación del santo evangelio de nuestros Señor Jesucristo san Juan (13,21-33.36-38):
En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
- «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
- «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
- «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
- «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
- «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
"Donde yo voy, vosotros no podéis ir"»
Simón Pedro le dijo:
- «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
- «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
- «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
- «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».
R/. Palabra del Señor «Gloria a TI Señor Jesús».
SEMANA PARA FORTALECER EL AMOR
Una de las cosas que muchas veces no entendemos es que nuestros Señor, vino un tiempo y se fue a la casa del Padre y está sentado a su derecha y que cuando paso por este mundo, no paso para ser el protagonista de nada en especial, sino para enseñarnos a amar, a enseñarnos como es darse a los demás, a saber dar un verdadero culto al padre de los cielos, a que entendiéramos que el Padre de los cielos no es un vengador anónimo, un destructor de los malos, el que viene acabar con los demás porque nosotros se lo decimos o supuestamente actuamos a su favor, el Señor cuando vino, vino a dar paz, pero muchas veces para llegar a la paz se debe pasar por la guerra, y esa guerra no es la que los hombres planteamos, esa que buscamos destruir al otro a como de lugar, sino esa, que Él nos plantea, es para acabar con nuestro egoísmo, con nuestro orgullo, con nuestra soberbia, con sentirnos los duros del paseo y creernos los elegidos y los únicos que adoramos al Señor, por que andamos metidos en la iglesia, en el culto, porque reparamos imágenes y hacemos cosas muy humanas, que de pronto sirven de algo, pero que no son el todo del evangelio del Señor, el cual busca que seamos uno como él lo es, con el Padre de los cielos, donde nosotros seamos imágenes vivas de su presencia en nuestras vidas, donde el amor fluya por nuestros poros, donde no estemos esperando que el Señor venga a destruir el mundo, en fin, entender la realidad de nuestro Señor es algo complicado, cuando no estamos en sintonía con él, sino con nuestra razón, que solo nos lleva al fanatismo, y a defender simples causas humanas que pueden servir, pero que no son el todo, pues el todo, está en amar y dar lo mejor de sí, para ser precursores del amor, pero desafortunadamente, todo esto se está perdiendo, pues nos quedamos en defender iglesias, doctrinas, imágenes, cultos, diezmos y otras cosas que pueden servir, pero que no muestran el verdadero sentido del pasar del Señor por este mundo, y por eso les recuerdo que el SEÑOR, vino al mundo fue a reconciliar al hombre con el Padre, de los cielos y no a destruirlo, aunque si destruirlo, es decir a acabar con el egoísmo y la soberbia, para unirlos en un solo rebaño, aun en las diferencias.
OREMOS
Señor, fuente de amor y alegría te pedimos que nos de la fuerza para entender que cada día debemos de vivir según tu palabra, la cual nos lleva a amar y a perdonar, y a vivir en felicidad con lo poco o mucho que tú nos permites tener, amén.
“LETANIAS DE LA HUMILDAD”
"Dios mío, no soy más que ceniza y polvo"
Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón parecido al tuyo.
Del deseo de ser alabado, líbrame, Señor
del deseo de ser honrado, líbrame, Señor
del deseo de ser aplaudido, líbrame, Señor
del deseo de ser preferido, líbrame, Señor
del deseo de ser consultado, líbrame, Señor
del deseo de ser aceptado, líbrame, Señor
del temor a ser humillado, líbrame, Señor
del temor a ser despreciado, líbrame, Señor
del temor a ser reprendido, líbrame, Señor
del temor a ser calumniado, líbrame, Señor
del temor a ser olvidado, líbrame, Señor
del temor a ser ridiculizado, líbrame, Señor
del temor a ser injuriado, líbrame, Señor
del temor a ser rechazado, líbrame, Señor
del temor de mi enfermedad y la de los demás, líbrame, Señor
del temor de mi muerte y la de los demás, líbrame, Señor
Concédeme, Señor, el deseo de que otros sean más amados que yo,
Concédeme, Señor, el deseo de que otros sean más estimados que yo,
Concédeme, Señor, el deseo de que otros crezcan y yo disminuya,
Concédeme, Señor, el deseo de que otros sean alabados y yo sea despreciado,
Concédeme, Señor, el deseo de que otros sean empleados en cargos importantes, y que a mí se me juzgue inútil,
Concédeme, Señor, el deseo de que otros sean preferidos, y yo sea menospreciado,
Concédeme, Señor, el deseo de que los demás sean más santos que yo, con tal, que yo sea todo lo santo que pueda.
De ser desconocido y pobre, Señor, me alegraré,
De estar desprovisto de perfecciones naturales de cuerpo y de espíritu, Señor, me alegraré,
que no se piense en mí, Señor, me alegraré,
que se me ocupen en los empleos más bajos, Señor, me alegraré,
que ni se dignen usarme, Señor, me alegraré,
que no se me pida mi opinión, Señor, me alegraré,
que se me deje el último lugar, Señor, me alegraré,
que no me hagan cumplidos, Señor, me alegraré,
que me reprueben a tiempo y a destiempo, Señor, me alegraré,
Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia,
porque suyo es el Reino de los Cielos.
OREMOS
Dios mío, no soy más que polvo y ceniza. Reprime los movimientos de orgullo que se elevan en mi alma. Enséñame a despreciarme a mí mismo, Vos que resistís a los soberbios y que dais vuestra gracia a los humildes. Por Jesús, manso y humilde de Corazón. Amén.